Sentir el viento

A través de la luminosidad y la esperanza crece en mi lo primogenio del mundo natural en el que vivo. De las cosas que rodean mi alma desde la contemplación en un paisaje y la muerte súbita de un pájaro en su vuelo.

Sentir el viento.

Palpar el sonido del viento silbando en los cristales o su eco en las praderas.
Sentirlo desde el origen mismo en los esputos de un sol que nos lanzó al espacio en la formación de nuestros mundos hasta la suave brisa de un amanecer sobre las flores.

Sentir su esencia de libertad sobre los mares y bajo luz de luna contemplar el brillo infinito de todas las estrellas.

Rugir con él en las noches de tormenta acompañando al agua cayendo en los tejados.
seguir sus giros de evolvente canto con su ir y venir sobre las copas de los árboles o trayendo el frescor sobre las calles de mi barrio.
Sentirlo en la montaña con su voz acompañando voces.

A la voz del río que la circunda
a la del pájaro que canta en sus entrañas y a la voz del silencio silbando entre las ramas.
Seguir su paso cuando alienta el otoño barriendo la hojarasca hacia las cuevas del invierno y su soplo a las semillas aladas que brotarán en primavera.

Sentirle llorar en ocasos dolorosos de infinitos horizontes y callados crepúsculos en tardes del recuerdo.

Sentir y sentir oh viento eterno tu madrugar hacia la aurora para abrigar con tu brisa los sueños despertados.

Sentirte llegar desde tan lejos o de allí del recodo de una esquina para soplar en mis dedos los murmullos de toda la natura.

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