SIN TI

Yo podria sin ti almacenar tristezas
y confundir la noche con el día.

Yo puedo sin ti sufrir los desvaríos
y caminar sonámbulo las calles.

Sin tí quizás tambien podría
verme en estancias de bruma y niebla
y verme en una tumba escalofriante y fría.

LA VIDA Y DIOS

Alli donde se inmolan los vientos aterrantes,
donde como cadenas se rompen desconsuelos divinos,
allí en las frias aguas donde tambien mora,
en las calidas llamas del recuerdo donde nadie le percibe;
allí siempre estará aún cuando dudes.

Porque la vida amanece en cada aurora
y abré el compas de los espejos a todas las almas de la tierra.

Porque deambula sobre hojarascas, sobre nieblas, sobre brumas, sobre las aguas mar y las del río.

Porque la vida y Dios nos dan camino en infinitos crucces del destino,
en las ganas de amar y ser altivos, en el dolor, la calma, el desespero y las benditas horas de nostalgias para decir un quiero.

Y es que la vida y Dios son el reflejo
del camino que lleva A LA ESPERANZA-

EXORDIO DE MI AMOR POR TÍ

EXORDIO DE MI AMOR POR TÍ

Hoy sigo buscando tus huellas
sigo oliendo el aroma
que de ellas brotan tras tus pasos.

Hoy tengo ansias por contarte todo,
todo cuanto nace de mi.
Te has vuelto
sangre de mi sangre y eres canción de una infinitud de sentimientos.

Hoy me siento volar con alas de seda,
hoy revivo mis ganas de ti para encausar mi alma,
para sentir reposo, para sentir la calma.

Sentir el viento

A través de la luminosidad y la esperanza crece en mi lo primogenio del mundo natural en el que vivo. De las cosas que rodean mi alma desde la contemplación en un paisaje y la muerte súbita de un pájaro en su vuelo.

Sentir el viento.

Palpar el sonido del viento silbando en los cristales o su eco en las praderas.
Sentirlo desde el origen mismo en los esputos de un sol que nos lanzó al espacio en la formación de nuestros mundos hasta la suave brisa de un amanecer sobre las flores.

Sentir su esencia de libertad sobre los mares y bajo luz de luna contemplar el brillo infinito de todas las estrellas.

Rugir con él en las noches de tormenta acompañando al agua cayendo en los tejados.
seguir sus giros de evolvente canto con su ir y venir sobre las copas de los árboles o trayendo el frescor sobre las calles de mi barrio.
Sentirlo en la montaña con su voz acompañando voces.

A la voz del río que la circunda
a la del pájaro que canta en sus entrañas y a la voz del silencio silbando entre las ramas.
Seguir su paso cuando alienta el otoño barriendo la hojarasca hacia las cuevas del invierno y su soplo a las semillas aladas que brotarán en primavera.

Sentirle llorar en ocasos dolorosos de infinitos horizontes y callados crepúsculos en tardes del recuerdo.

Sentir y sentir oh viento eterno tu madrugar hacia la aurora para abrigar con tu brisa los sueños despertados.

Sentirte llegar desde tan lejos o de allí del recodo de una esquina para soplar en mis dedos los murmullos de toda la natura.

Soy el recuerdo

Vengo de más allá de las alturas
convertidas en sonido y en silencios,
desde el fondo del mar y más allá de los planetas,
vengo tibio anidando en cada pecho,
un lenguaje de ecos que alucinan.

Vengo de montañas escondidas
y de ríos bañados de espuma entre sus piedras.
Vengo de las noches que gimieron
encontrando los besos y los cuerpos,
vengo de las ansias, de los sueños y de los entuertos.

Soy etéreo y furtivo,
y navego las velas que van hacia horizontes,
soy renuncia, entrega y despedida,
la herida que sangra y cicatriza.

Soy lejano, oscuro y tenebroso,
casi un misterio que aguarda entre las sombras
y amanece prendido entre las rosas.

Soy cercano, viviente, enardecido,
soy luz de esplendor y bienvenido,
soy alegría y tristeza,
soy barco que se aleja y barco que regresa.

Soy como el agua del río que pasa inadvertida,
amando si, mucho a las vidas
porque en ellas convivo y les trasciendo.

Soy su entraña, su alma, y pensamiento,
soy luz y más luz,
Soy el recuerdo.

Soy el miedo

Soy un misterio oscuro, cambiante e impredecible
Soy yo mismo, soy la otredad en que tú eres, el abismo.

Soy como un largo y angustioso escalofrío
que giro en torno de agitadas sienes

Vengo de oscuros rincones a perturbar tus ánimos y tus deseos
Vengo vestido en recelos, aprensiones y amenazas
Soy la sombra de un trauma que incomoda y que arrebata.

Soy tu riesgo, tu inquietud colada en la mirada
De tu nervioso estar en los afanes
Soy tu ansiedad, tu agitación y tu zozobra
Soy abstracto y repentino confundiendo tu memoria.

Soy como la chispa que llega al espinazo
y con ella te deprimo o paralizo
También impropiamente soy tu sombra
Convertida en imagen con hechizos.

Soy quien te hace ver como un paisaje, objeto inanimado,
De miradas que escrutan y son indiferentes
O miradas convexas que te arrugan la frente.

Soy pecado, soy culpa…Soy el miedo.

La pureza de tus letras A María Elena Ponce

Como me envuelven tus letras
que depuran líneas de horizontes,
que dejan caer lloviznas para la tierra árida y para las rosas,
letras con dulzura de lo místico para enjugar la desesperanza.

Letras de sueños hambrientos que tus manos plasman,
que se dejan oír como un silbido o rumor de sentimientos
buscando en el vacío los días eternos.

O aquellas que nos hablan del dolor y el gozo
en las profundidades contrastadas por la luz y por las sombras,
aquellas acorraladas por el viento despojando el ahogo
desde el rojo de las rosas y el blanco de las magnolias.

De tus rendijas donde la tarde casi oscura permite la muerte de la luz
y en las mañanas esputan resplandores que cantan las historias,
grietas donde se ve llegar la muerte y el olvido y
grietas donde se ve nacer el amor con gotas de rocío.

Esas tus letras, que emanan de un cristal donde el tiempo
te hizo prisionera,
de donde surgía el hambre de las palabras
con tu pluma y con tu musa.

Esas que tienen tanto por decir,
por gritar al viento y pedirle que traiga a tus balcones los ecos de la libertad,
Esas, esas no morirán.
Y yo poeta te abrigo con la sombra de mis versos
para cantar contigo en una eternidad.

Siempre será la aurora

Siempre será la aurora testigo de noches insepultas,
de palabras que pasan al olvido,
de prisiones en pechos compungidos
y de almas buenas cuando el día repunta.

La aurora también limpia oscuros sentimientos,
sacude el polvo de palabras vanas,
de las cosas que fueron como un cuento
y el agrio amor con que se ama.

La aurora arroja al viento secretos nocturnales,
de pasiones, de silencios y dolores,
de palabras que fueron tópicos de amor y de clamores.

Siempre será la aurora la dulce espina que hace sangrar la dulce herida,
la que lleva el sabor de un tierno roce
y el dulce amor de mirar como me miras.

Será la aurora la que siembre el paisaje de amor en tus pupilas,
en las ansias benditas de unas bocas
y el dulce mal de tus heridas.

El día en que yo muera

El día en que yo muera no habrá cansancio ni hastío,
Ni sol ardiente, ni sudor en mi frente.
No habré dejado de mirar el bosque
Ni de sentir la lluvia en el tejado.
Habré susurrado una canción que suavemente
llegará hasta mis hijos como un halo.

El día en que yo muera
sentiré más amor por lo que he amado;
Y no sentiré dolor a mi manera, de las cosas fueron y pasaron.
Y volaré el recuerdo de estrellas infinitas
brotando de tus dedos y tus manos hija mía.
Volaré por el bosque y las montañas
recordando el verdor de tus quehaceres hijo mío.

El día en que yo muera sembraré un pensamiento entre las rocas,
y será tales ves, a mi manera, un modo de quererte amada esposa,

Un modo de dejar petrificado el amor que sembraste en mis pupilas,
en las ansias benditas de mi boca y las horas felices de mi vida.
Un modo de decirte lo mucho que te amo
cuando cierre los ojos prendido de tus manos.

Cuando vuele feliz mi pensamiento por las cosas bonitas que me has dado,
por la sombra feliz de tu existencia,
por los bellos momentos, y tu dulce perdón de mis pecados.

Antes de partir, mi ¡Dios! Te pido tiempo,
para acabar la melodía que en mis susurros
ha sido canto de amor hacia otra gente.

A los niños del mundo que he amado inmensamente.
A sus gritos traviesos que alegraron mi alma
y sus besos dorados que besaron mi frente.

A labriegos del campo bajo el sol inclemente,
mitigando el sudor que trasudan sus frentes en la lucha infinita.

A los viejos que gimen desamor como un luto
en la ausencia y la espera de un amor cualquiera para morder su fruto.

Gracias Señor por tu paciencia, por tu gracia bendita que derramas,
Por tus ojos de luz para mi vida
Y la fuerza infinita que me inspiras.

Por tu amor desplegado en esta tierra
a la gente que anhela y que suspira,
por los ricos, medianos y más chicos
que se bañan de amor en agua viva.

El día en que yo muera, moriré por amor,
Así es mi vida.

Paráfrasis de un relato

Melancólicamente en la barra de un bar.
ella lo encuentra.
Lo observa moviendo los hielos tintineantes
mientras el humo de cigarros envuelven el salón.

La gente gesticula, van y vienen,
regodeando historias bajo las luces de neón.
Todo pasa cerca de ti:
los gritos, la música estridente, las quejas y el rechazo,
los besos, los abrazos, los choques de los vasos,
las caras dormitadas, las manchas del carmín.

Ella se acerca, lo saluda tiernamente,
él se desconcierta mirando ensimismado
sus ojos azulados de un tierno cobijar.

¿Estás solo? le pregunta. mientras él asiente
sintiendo su mirada con humedecer de labios
como queriéndole besar.

Se acerca susurrándole palabras al oído
y un largo escalofrío su espalda recorrió,
se erecta y entre copas charlando amenamente
se besan sin palabras perdiendo la noción.

Es tarde, se marchan abrazados
cruzando el callejón.
Un raro pensamiento de besos conocidos
sintiéndola tan cerca le agita el corazón.

Subieron a una alcoba ruidosos de placer,
se entregan y se acoplan cual almas que gemelas
vivieron un ayer.

desnudos en la cama se entregan en los juegos
y un éxtasis profundo los llena de emoción,
parece ser un sueño que ambos conocían
parece algún misterio de paz en el amor.

Y entonces él pregunta. ¿Por que viniste a mí?,
sonriendo ella le dijo. Sabía que eras tú.

Los besos sucedieron llorando en el reencuentro
volviendo a ser como antes... los dos en un amor.

Aquí estoy para seguir

Aquí estoy sin detenerme,
sin dejar de crecer, sin dejar de ser feliz a pesar del agua que me baña.

Aquí estoy con mis alientos, desafiando el viento,
expresando el amor más infinito y el ansia de llegar a mi horizonte.

Si, estoy con mis palabras, palabras compartidas con versos y poetas,
con gentes que sueñan horizontes a pesar del desierto y de las formas.

No importa el derribar que nos lastime en ese transito que también enseña.

Aquí estoy aportando mi soñar, el soñar que me hace libre, arañando el viento que circunda para no caer en el silencio.
para no dejar de ver tanta hermosura hasta en las cosas más pequeñas.

Aquí estoy caminando en esta vida
viviendo intensamente sin temores y aprendiendo.
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