ALEJATE



A veces venías pero solo siempre estaba.
Odiaba tu presencia, tus cercanas manos queriéndome tocar, tu invasión de mi espacio, tu deseo.
Ya no quería tu cuerpo ni el perturbar de mi soledad.
Quería abandonarme a mi oscuro cuchitril donde puedo llorar sin que me asalte el miedo de ser cursi.
Ya no quiero sentir tu respirar ni que mi sangre crepite en los deseos de una pesadilla, donde al despertar, mis ojos te miren iracundos.